Editorial (por Adrián Streit) Nuevo proverbio chino "El reconocimiento de lo injusto"

Un año particular en donde el ataque de la pandemia puso a todos bajo la lupa, la propia cuando uno quiere aprovecharlo para verse a sí mismo y la ajena cuando quiénes solo saben mirar al otro para enjuiciarlo y justamente evitar reconocerse en sus falencias.

Cada país y cada sociedad habrá respondido según sus maneras, con sus cualidades y con sus mecanismos de supervivencia, pero estoy seguro que en nuestro caso no faltaron nuestras recurrencias.

Los funcionarios del Estado “para cuidarnos” dando órdenes de quiénes podían trabajar y quienes no pero a la vez cobrando todos los meses sus sueldos enteritos mientras iban bien aplaudidos brindando sueldo completo a todos los empleados públicos (quizás por cálculos electoralistas o tal vez por empatía y sensibilidad humanitaria).

Exigiendo desde el gobierno el esfuerzo de los incomprendidos de siempre o sea de quienes ejercen la actividad privada que por cierto además de no poder trabajar se vieron obligados a pagar impuestos apabullada y perplejamente (ni siquiera eso se le pudo eximir) .

Cuidarnos no quedaba a voluntad de cada uno sino que estaban las fuerzas policiales y las multas en custodia de que esas medidas se cumpliesen. O sea que nuestras autoridades, mientras manejan nuestros recursos y nuestras libertades, exigen que nosotros confiemos en ellos pues a ellos ¿Quién los vigila?. Por otra parte tan eficientes vienen demostrando ser nuestros gobiernos que de la única forma en que se les puede confiar es por obligación o por masoquismo.

Que los alquileres de los locales comerciales que no trabajaron se hayan seguido cobrando no es tan humillante como que los impuestos se hayan seguido cobrando o , en su defecto, sumando sus importes no abonados a la deuda de quiénes no pudieron hacerlo justamente pues tuvieron su actividad inactiva por haber sido obligados a parar. Por el bien de todos se endeudaron y por el bien de todos inmolados bajo el hachazo de la injusticia.

Este pequeño análisis parece una exageración pero no lo es. Solo ver qué inflación trae y traerá estar imprimiendo cantidades siderales de billetes para bancar que no bajen los sueldos del Estado y menos que bajen los sueldos de los funcionarios políticos y judiciales.

Toda esa carretillada de dinero de juguete da la idea de apoyar una justicia social y realmente no me cabe duda que en muchos casos lo es, mucho más aún cuando a ello se le agregan el ife y todos los planes sociales. Digamos que todo eso es justo pero finalmente este es el planteo:

Si la inflación en este caso supongamos es necesaria pero a la vez es claro que para todos sin excepción no deja de ser un impuesto encubierto, entonces ¿Por qué la actividad privada es obligada a seguir pagando sus impuestos si es que a la vez ya los está pagando con el impuesto inflacionario por encontrarse obligada a solidarizarse con quienes reciben en billetes inflacionados un sueldo por parte del Estado?

Si bien parece una utopía, quizás no lo sea realmente o simplemente se trate de que este sinceramiento pueda alguna vez transformarse en actos de justicia. No cabe duda que al menos corresponde se diera desde el Estado una señal, aunque solo fueran unas palabras, o algún símbolo que vaya en sentido de manifestar un verdadero reconocimiento de lo injusto. No solo brilló por su ausencia sino que a la vez tampoco existió por parte de la planta gobernante algún ejemplo que acompañe.