El bolsillo de los funcionarios o el país?

R ec u r r e n c i a de los tres poderes del Estado a no aportar para las crisis.

La gente pone lo que el poder no.

El patriotismo y las juras sobre santos evangelios de todas las biblias habidas y por haber, termina acovachado en los bolsillos de quiénes ejercen la sarasa de la escarapela y del himno nacional a viva voz.

En todo, menos en ir al hueso, los funcionarios van buscando la solución para evitar la quiebra de nuestra moneda, para la disparada de la inflación y para la pérdida del poder adquisitivo de la gente.

Cansada y más bien harta la sociedad se encuentra de escuchar que ”no mueven la aguja” los costos generados por los gastos en sueldos de funcionarios de mediano y alto rango.

Reducirlos a la mitad es una prueba y un intento que no se hizo (obviamente no?), una señal que no se dio, pues darla sería tocar los facilísimos ingresos con los que se alzan nuestros funcionarios. Por otra parte perciben dinero exuberante pero sin darnos buenos resultados por sus gestiones.

En medio del actual tamaño, descalabro institucional, económico y de tanta miseria en todo sentido, intentar revertir la inercia dando una señal motivadora podrá ser un buen principio. Pero no, ¿quien acaso va a tocar sus ingresos en nombre de la patria?

Irremediablemente una y otra vez la sociedad presencia y sufre a quienes se apuran a cubrirse cuando ven caer sus posibilidades de reposición de stocks, a quienes aprietan sus estómagos comiendo menos, y a quienes padecen una patria derrumbada, oxidada entre los escombros de la corrupción, entre los fallos fallados y esquivados de la verdad, entre una justicia lenta y especuladora de los tiempos de la política.Justicia injusta que alienta y estimula el descontrol de negociados.

Además del olor a corrupción naturalizada tenemos un ejecutivo electoralista e inoperante, un legislativo de bajísima productividad y priorizando sus propios patrimonios y un judicial con privilegios muy por fuera del común de la gente, de increíble lentitud, de amiguismos, de negociados y corporativismos.

El resultado a la fecha, para nuestra Argentina, es una verdadera cloaca camuflada por domicilios suntuosos, autos importados de miles de dólares, consumos en viajes al exterior, vidas suntuosas, vuelos innecesarios, grandes comitivas gastando nuestro dinero, etc . Todo ello, endeudando a las futuras generaciones. Bancado por el pueblo. Hundiendo la patria. ¿Será hora de hundirnos del todo o mejor repensar?

Editorial, por Adriián Streit