Editorial del 12/4/22 Si no fuera por los Médios.

"Con sus verdades y con sus mentiras"

Con toda la controversia desatada los últimos años en Argentina en contra y a favor de los Medios, tanto de un lado como del otro, si no fuera por ellos, estaríamos sin la brújula que señale las oscilantes y posibles locuras polarizadas entre ambos extremos. Entre ese oleaje, seguramente, pueden ir navegando algunas verdades.
Diría sin embargo que el atrevimiento para fabricar noticias tiene que, de alguna manera, morder sobre algún viso de realidad y dado ello es que el público tiene así la oportunidad de inferir qué es lo que puede realmente estar sucediendo.
Se trata quizás entonces de ir examinando e informarse e intentar orientarse con ello sacando algunas conclusiones. De ser posible hacerlo desde una mirada carente de obsecuencia y que desde ya sabiendo de antemano que obviamente no abundan en ésta argentina contemporánea apestada de blanco y negro, prácticamente carente de colores.
A veces existe osadía para difundir noticias ciertas, aunque en apariencia resulten increíbles o descabelladas. Radica su mérito en la valentía de quienes las ponen a la luz, ya que muchas veces el riesgo de quien las publica puede traer la desconfianza del público. Lo razonable y lo coherente, lo simple y lo racionalmente natural contrasta con las noticias naturalizadas siendo que a la vez increíblemente grotescas. Quienes informen y analicen orientados a la búsqueda de la objetividad periodística también serán agredidos, pues muchos sentirán que se está exponiendo a alguna de sus figuras idolatradas.
Se da que algunos poderosos o aspirantes a serlo son capaces y sin dudarlo buscar a quien sea para estimular con su dinero a quienes se encuentren produciendo las noticias, sea quien sea, para sobornarlo o para mediante presiones extorsívas, de ser necesario, manipular el contenido de lo que difunden. Esto sucede en todos los ámbitos y va en consonancia con los atributos del público pues, entre los consumidores hay quienes aceptan ser permeables a los análisis periodísticos que los lleven a festejar el accionar de sus admirados. Sucede que puede resultar que sean justamente quiénes les otorgan cargos o facilidades para sus negocios o finanzas y para mejorar su economía del día a día.
El entusiasmo se da muchas veces en abrazar a los Medios que llevan a aplaudir acciones tenidas por logros, como así para igualmente cuando en lo difundido se ataca a quienes éste público considera sus enemigos.
Encontrar la realidad es muy duro pues a veces no resulta tan atractivo como el hecho de ovacionar o condenar fanáticamente alguna ilusoria causa.
Toda esta ensalada en donde entre las informaciones, en apariencia desquiciadas, existen las ciertas, las muy ciertas y las que nos conducen a que desde un pequeño botoncito descubrir cuál es la la veraz. Dado ello corresponde darnos cuenta que toda exposición, aún enmarañada en tantas perversas distorsiones puede darse gracias al periodismo y a los Medios.
La corrupción está en todos los sectores pero indudablemente aquella que proviene desde el Estado es la más condenable ya que es en lo cual la ciudadanía ha depositado su confianza y su mandato. Y es la verdadera cara de la traición.
Tarde o temprano, y cuanto antes mejor, nos daremos cuenta de cuánto es el valor de los Medios, de cuánta obligación tenemos en una búsqueda por dilucidar la verdad. Principalmente y con gran contundencia nos corresponde y nos conviene defender la libre expresión y la libertad de difusión.